jueves, 27 de noviembre de 2008

Una historia intersex

Una historia intersex
Tomado del servicio de circulación de textos sobre transgeneridad e intersexualidad del área trans e intersexs para Latinoamérica y el caribe de IGLHRC. Para suscribirte escribinos.
Cuando nací, hace casi 34 años, mis padres me anotaron como un varón; tenía pene y testículos, próstata, cromosomas XY, no había ninguna duda: era un bebé varón, iba a crecer, convertirme en un chico que jugaba a los soldaditos y la pelota, y luego en un adolescente con granos en la cara, tendría muchas novias, me transformaría en un hombre, me casaría con una buena mujer, sería padre algún día… Pero en mi cuerpo había algo “problemático”. El final de la uretra (el canal por el que viajan la orina y el semen) no estaba en la punta del pene, sino que estaba en un costado. A ese tipo de conformación se la llama hipospadias. Mi pene era un pene “hipospádico”, y yo era un bebé con “hipospadias”. Lo que le dijeron a mi mamá y mi papá es que mi pene debía ser corregido, y debía ser corregido cuanto antes. Antes de que los otros chicos en la escuela se rieran de mí porque orinaba sentado. Antes de que orinar sentado afectara para siempre mi masculinidad (¡si hay algo que un hombre NO hace es orinar sentado!). Antes de que otras personas me vieran desnudo y se horrorizaran. Antes de que mi personalidad se viera perturbada por las burlas, la vergüenza de tener un cuerpo diferente. Casi no recuerdo nada de la primera cirugía, excepto el hecho de que le siguió una segunda. Y luego una tercera, y así hasta una novena. Cuando cumplí 13 años mis médicos finalmente parecieron satisfechos con lo que habían logrado: un amasijo de carne con cicatrices, pero con una abertura para orinar en la punta, que debía cada tanto abrir con un catéter. A veces hasta orinaba parado.
Durante todos esos años la “diferencia” de mi cuerpo, que tanto temor había causado, se hizo más y más evidente. Mi pene parecía cualquier cosa, menos “normal”, incluso “humano”. Pero al contrario de lo que mis médicos pensaban, encontré un grupo de amigos y amigas con quienes pude hablar de lo que me pasaba. No fue el paraíso, pero tampoco el infierno.
Me llevó muchos años reconciliarme con el cuerpo que hicieron para mí. Mi pene casi no tiene sensibilidad. Para que lo imagines: cuando alguien pone su mano sobre la piel, yo lo siento como si estuviera tocándome a través de muchas capas de algodón, o como si la piel estuviera dormida. Cuando era adolescente sentía que la insensibilidad se extendía como una neblina polar desde mi pene hacia el resto de mi cuerpo. Todavía me pasa de vez en cuando.
Las personas que defienden la realización de cirugías que “corrijan” los genitales muchas veces tienen miedo de que genitales “desviados” produzcan sexualidades “desviadas”. Toda mi vida me sentí atraído por hombres y mujeres, y el día que descubrí que también existían otros cuerpos me atrajeron también, de modo que la “corrección” de mi pene hizo bien poco por transformarme un correcto señor heterosexual, hizo bastante por transformarme en un pansexual sin sensibilidad en una porción de su cuerpo, en alguien abrumado por tanta exposición, revisación y operación, que prefirió durante muchos años tener sexo sin sacarse la ropa.
He aprendido lentamente a enamorarme de mi mismo, de mi cuerpo cortajeado e insensibilizado. En el momento en el que pude gritar que era un hombre me di cuenta de que afirmarlo no era suficiente. También necesitaba hacerlo pedazos. Presentarme como un hombre intersex es mi manera de decir que hay algo más que “hombres” y “mujeres”, y que a veces la “fabricación” física de la masculinidad o la feminidad puede ser un proceso muy doloroso. Para mí, como para muchas otras personas con historias similares a la mía, intersex no significa “hermafrodita”, ni “andrógino”; no significa “con dos sexos” o con “órganos de los dos sexos”; no significa “patología”, “malformación”, “ambigüedad”, “indefinición” ni “excepción”. Intersexualidad significa VARIACIÓN. Si existen un cuerpo femenino “ideal” y un cuerpo masculino “ideal”, los cuerpos intersex son todos los que VARIAN de esos ideales (porque el clítoris es “grande”, porque el pene es “chiquito”, porque la vagina no está, porque los labios no se ven como “deben” verse, porque la uretra no termina donde “debe”). La intersexualidad no es una enfermedad –no se opera para curarnos, sino para “corregirnos”, “normalizarnos”. Es por eso que las cirugías que se nos practican se llaman “cosméticas”: no curan nada, solo intentan “mejorar” la apariencia, sin darnos la oportunidad de elegir.
A medida que crecemos aprendemos que ser “diferente” en cualquier sentido nos puede convertir en blanco de la burla, de la discriminació n y de la violencia; aprendemos entonces a disimular o ocultar lo que nos transforma en personas distintas. Como resultado, el mundo es un lugar mucho más peligroso y más pobre para todos los seres humanos. Intervenir quirúrgicamente a un niño o niña intersex sólo porque su cuerpo se ve diferente al ideal de cuerpo femenino o al ideal de cuerpo masculino es una forma de ocultar que la diversidad existe; lo único que se refuerza es ese Ideal al que todas las personas “debemos” someternos. Crecemos como niños mutilados y niñas mutiladas, que deberán recorrer caminos muy difíciles hasta reconocerse como dignos y dignas de respeto, deseo y amor.
Ariel RojmanMás información sobre hipospadias y otras formas de intersexualidad en el sitio web de la Intersex Society of North America, www.isna.org

miércoles, 26 de noviembre de 2008

SOY NOSOTRAS

SOY NOSOTRAS
Liliana Daunes
Sujeta a la escoba, barre, limpia, aprende la disciplina del barrido, la tierra vuela, se desplaza, invade, ¿qué pasaría si dejáramos laservidumbre de la belleza y el agrado?, las buenas costumbres nos tornan dóciles. el lamento en solitario es injusticia, hay que registrar el tiempo perdido, las palabras del daño, esas que hicieron de tu cara el mapa de su victoria fálica, tu guión en la escena de la obediencia.
Vos pensás que estoy hablando de otro tiempo, que eso no pasa, ¿han doblegado tu pasión arisca, acaso? Así es más fácil, quieren sólo una parte tuya, ¿el agujero?, porque a veces en eso nos convierten, ¿todavía no sentís el dolor? las miradas desgarran las ropas y hacen de la violación un espectáculo público repleto de cómplices. No es nuestra tarea soportarlo. Sujeta la escoba, agita tu arma, otras volaron y fueron quemadas, hoy el fuego se enciende en el plan, la beca, la cámara, la cárcel, el dinero, ¿por qué nuestros cuerpos deben humear en la pira de la pobreza?
Hay que detener las agresiones, otros no tienen derecho ni propiedad sobre tu cuerpo, debemos dejar la esclavitud de la espera de que algún día cambiarán las cosas, hoy hay que cambiarlas, hoy es día de revelaciones y de revoluciones, de rebeldías multiplicadas, sólo la rabia nos salva, - y también la ternura. -, así aprendimos a sobrevivir.Nuestras palabras son la amenaza de que las cosas pueden cambiar.
Hincá tus dientes en la carne del patriarca, para reconocer su sangre y dar alarma a las demás, infundí fuerza, hagamos del dolor nuestra rebeldía.El 25 de noviembre, se conmemora el día internacional por la no violencia hacia las mujeres, día de denuncia del maltrato físico y psicológico, también día de visibilizació n de las resistencias.Si la violencia circula, nuestra resistencia también.
Porque yo soy...María Soledad, violada y asesinada en Catamarca... Teresa Rodríguez, muerta cuando reprimían un piquete, allá en el sur... Sandra Cabrera, asesinada en Rosario, Liliana Tallarico, asesinada en La Plata, Soy las mujeres de Juarez. Soy todas las asesinadas por odio.Y también soy Romina Tejerina, presa y recluida en Jujuy... y Claudia Sosa de Mendoza y Etelvina y Patricia, y la Galle, presas...
He sido violada por Hoyos en Salta.
Soy Eli Díaz, violada por Benavidez en Córdoba.
Soy Leyla y Patricia violadas y asesinadas en Santiago del Estero, Soy... las mujeres asesinadas en Mar del Plata, la trabajadora violada en el ANSES, las niñas violadas en el Congreso...Soy María, me violó mi papá.
Soy Marita, Vanesa, Lidia, Fernanda, Andrea y tantas secuestradas para el tráfico sexual en La Rioja, Tucumán, Córdoba, Corrientes, Río Gallegos, La Pampa...
Soy Carolina, a mi madre la desapareció la dictadura militar.Soy las abusadas por los curas y el poder.
Soy Paulina, mi crímen sigue impune, soy tucumana.Soy las originarias desterradas de sus casas, soy las wchis desnutridas, soy la beba que no llegó al hospitalSoy la niña de once años violada y embarazada, no se qué hacer, no hay ley que nos ampare.Soy... una africana sin clítoris, una musulmana que pueden lapidar, una colombiana desplazada, expuesta a la violencia paramilitar.
Soy nica, soy feminista, el gobierno me persigue.
Soy uruguaya, repudio la dictocracia que me criminaliza si decido sobre mi cuerpo.
Soy una haitiana violada por un soldado de la minustah.
Soy una mujer estéril por un aborto mal practicado, soy aquella que murió tras un aborto clandestino,Soy Ana María Acevedo, quería abortar para curar mi cáncer, me dejaron morir en un hospital de Santa Fe.
Yo soy la castigada, la invisible, soy la maltratada. ¿Quién ha cavado estos agujeros? ¿Quién ha roto mi mirada? ¿Quién ha desoído mi respiración de espanto? ¿Quién ha cortado, golpe a golpe, los pedazos que me arman? Me repliego, muda, las palabras vuelan lejos, no las sujeto como si me esquivasen desde el principio de los siglos, palabras vacías que se deletrean sonido a sonido perdiendo su significado.
Como toda criatura marginada, expoliada, espiada y exiliada, me quedo sin lenguaje.Entonces recuerdo que existe el grito.Que puedo gritar: Soy MUJER, TRAVESTI, TRANSGENERO, TRANSEXUAL, LESBIANA, INTERSEX, BOLIVIANA, NEGRA, MUSULMANA, INDIA, INMIGRANTE, POBRE, OPRIMIDA...
Soy la que está harta, la que se rebela, la que se organiza, la que quiere cambiar las relaciones sociales, la que quiere desterrar la injusticia, la que lucha contra el patriarcado.Dicen que dicen las Mayas "ill da quesh", soy otra tú.Eso, soy otra vos, y otra voz, y soy miles de voces que, tomándole un verso a Neruda gritan, gritamos: sube a nacer conmigo, hermana!!!Porque siempre, siempre, se puede volver a nacer.
(podemos seguir agregando "soy."les pido que sumen a quienes consideren)
www.marcaderadio. com.
arliliana dauneswww.
larosabrindada. blogspot. com

viernes, 21 de noviembre de 2008

Algunos hombres buenos OSKAR ARANDA Educador sexual (Bilbao)

En los últimos años han ido apareciendo distintos grupos de hombres al calor de algunos expertos que han ido planteando temas en torno a las nuevas masculinidades, la manera de afrontar el machismo desde el punto de vista del hombre, las agresiones hacia las mujeres, el erotismo masculino y algunos temas más que han ido aglutinando a ciertos sectores de población urbana, de clase media, funcionarial y universitaria, principalmente. Han hecho llamamientos públicos a raíz de algún asesinato patriarcal más o menos mediatizado y a partir de ahí han ido creando pequeños grupos con la intención de ir configurando un discurso que, en teoría, puede servir para ir eliminando las actitudes sexistas y patriarcales de los hombres.
Estos grupos surgen por la imperiosa necesidad que, dicen, tienen los hombres de juntarse para hablar de sus problemas, sus debilidades. Y en ellos dan rienda suelta a sus experiencias traumáticas pero... sobre todo, ponen de manifiesto algo que nos han enseñado desde pequeños a todos los hombres: la notoriedad del espacio público.
Para ejemplificar mi tesis quiero incluir una anécdota real que le ocurrió a un grupo feminista tras la visita de un hombre a su local. El susodicho decía que estaba muy comprometido y sensibilizado con la lucha de las mujeres y que quería colaborar con ese grupo. Algunas mujeres se reunieron con él, más que nada para explicarle por qué las mujeres quieren participar en grupos sólo constituidos por mujeres, pero antes le vacilaron un poco y le preguntaron, irónicamente, de qué manera podría él participar en ese grupo de mujeres... El caso es que este hombre respondió que a él le gustaría dar charlas sobre feminismo.
El hombre copa, con su dominio del espacio público, todos los lugares y espacios menos uno: los grupos feministas. El hombre, educado en y para el espacio público ha mantenido una actitud entre recelosa y frontalmente opuesta a que algunas mujeres quisiesen juntarse para hacer política. Incluso la izquierda ha mantenido una actitud ambigua ante el discurso autónomo feminista que en los últimos años se ha ido apaciguando con la creación de las áreas de la mujer en sindicatos y partidos políticos. Estas áreas han sido el paso intermedio para el gran salto que algunos hombres buenos estaban esperando desde hace tiempo; la creación de grupos de hombres, antes llamados profeministas y ahora simplemente igualitarios.
En Bilbao se creó un grupo de hombres hace poquitos años y en la segunda reunión ya se quería ir con pancarta propia al 8 de marzo. En otras ciudades hasta han organizado ellos mismos manifestaciones contra las agresiones a mujeres. Es un pequeño ejemplo del futuro que tienen estos grupos. Es decir, querer copar las únicas pocas reivindicaciones que no controlan ni deciden. Entiendo que para muchos hombres sea frustrante y fuente de una incertidumbre tremenda no poder controlar todo lo que está a su alrededor pero hay que ‘convencer’ a los grupos igualitarios de que el protagonismo de la lucha contra el patriarcado debe recaer en las mujeres y no en hombres que afirman que ellos también son víctimas del sexismo y el machismo. Como si fuera lo mismo.
Espacios públicos
Los hombres tenemos el 99% de los espacios públicos para hacer política masculinista y es ahí donde tenemos que actuar de hombres buenos. Si las mujeres optaron en su momento por la creación de espacios autónomos fue por la imperiosa necesidad de dotarse de un discurso de lo público que nosotros, por suerte o por desgracia, no creo que necesitemos. Los grupos de hombres están copando tal cantidad de páginas y minutos en los medios que, incluso en Euskal Herria, tienen más apoyo mediático los congresos de masculinidad que organiza Emakunde (instituto vasco de la mujer) que el propio congreso feminista de abril pasado que reunió a más de mil mujeres. Todo un síntoma de unos grupos que se muestran más digeribles para las propias instituciones que las ‘intocables’ feministas, incluso para los institutos de la mujer.
Los grupos de hombres lo que aportan al cambio de sociedad es dar cobertura a personajes como Ibarretxe, que se presentó en el congreso, en Donostia, de masculinidad, hace unos años, con su consejero de Interior Balza, hablando de la violencia que ejercemos los hombres contra las mujeres, cuando a su consejero no le tiembla el pulso en lanzarnos sus soldados a la mínima. O el programa Gizonduz, donde había codazos de los pro-hombres de la cultura vasca por aparecer en esa foto, como si eso fuera importante para dejar de estar bajo sospecha, presentándose en sociedad como hombres buenos.
Los hombres que hemos tenido algún contacto con los feminismos sabemos que nos han marcado para poder vivir mejor y más cómodamente, nos han posibilitado conocer, o al menos dejar de desconocer, al 50% de la población y todo eso debemos expandirlo en los espacios donde podamos. No en grupos de autoescucha o grupos de paracaidistas sino en el puesto de trabajo, el ocio y la política que hacemos en espacios mixtos, además de en las reivindicaciones que tienen que seguir protagonizando las mujeres. Eso es lo importante.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Hoy Oscar faltó por Valeria Flores

> Hoy Oscar faltó. Apenas llegué a la escuela, la vicedirectora nos avisó que la madre estaba internada en gravísimo estado. Hacía 2 días que Oscar y sus hermanos se habían reincorporado a clases, luego de haber dejado de concurrir en dos oportunidades. La primera vez, junto a su madre y hermanos habían sido trasladados a un hogar debido a que su padre ejercía violencia sobre su esposa, esa violencia que se convierte en segunda piel de las mujeres pobres. Pasado un tiempo, nos llega una resolución de la jueza a cargo del caso, que dispone la exclusión del hogar del padre pero lo autoriza a construirse una pieza en el patio trasero de la casa. Otra vez, una más, el accionar de la justicia que sigue tallando hondo la vulnerabilidad de los cuerpos de las mujeres. A los días, Oscar ingresa otra vez a la escuela. Un poco más arreglado, y ya sin los mocos colgando de su nariz (recuerdo que le regalé un pañuelo apenas comenzaron las clases). Viene casi todos los días y se desenvuelve muy bien en clase. Tiene una letra esperpéntica y todo el tiempo se adula a sí mismo, quién si no. A los meses, vuelve a desaparecer. Los chicos que son vecinos comentan que lo vieron partir en un móvil policial, que el padre casi la mata a golpes a la madre, que los propios niños corrieron a la comisaría a hacer la denuncia.> Terminaron en un hogar cristiano y tanto él como sus hermanos quedaron desescolarizados. Un mes más tarde, comenzó a concurrir a una escuela cercana, en la que sólo duró dos días. Según dicen las voces del barrio, la madre regresó a "su" casa, cansada de que la "mandaran" en el refugio y para cuidar a su marido, al que unos jóvenes le habían propinado una paliza. Oscar ingresó una vez más a nuestra escuela. Pero algo pasó, tal vez eso que todo el mundo sabe que va a pasar, no como destino, en todo caso como negligencia social cuando lo familiar se vuelve mortífero. La madre decidió tomar insecticida, veneno para hormigas.... será para matarse los insectos que la pobreza te mete dentro, el aleteo de una vida entregada al alcohol y a otros, menos a ella misma. Recuerdo su abdomen prominente exhibido sin pudor cuando venía a dejar a sus hijos, al igual que su aliento etílico que impregnaba tempranamente el pasillo de las aulas. Hacía rato que el veneno se le había metido en la piel, por ósmosis, por ser mujer, por ser pobre, por vivir en una provincia que captura esos cuerpos en un sistema clientelar en el que se les juega la vida.porque su cuerpo sí fue un campo de batalla descarnado.> Hoy Oscar faltó. Y Soledad, una compañera, me pregunta sobre las capitales de las provincias (el día anterior estuvo ausente, porque debía cuidar a su sobrino, limpiar la casa y de paso regar el patio). Un grupo de varones, que se sientan juntos, se ríen sarcásticamente y gritan ¡no sabés, porque faltaste!. Mi rabia sólo encontró límite en el escritorio destartalado que me separaba de ellos, situados allá al fondo, al fondo de un machismo que se les hace carne con cada minuto que pasa. Les recriminé que tener pito no les daba derecho a tratar así a la compañera, que no da derecho a maltratar.las risitas por la palabra "pito" se les filtraban por los labios. Y la historia de Oscar hilvanó la aguja de mis pensamientos. Quería compartir con mis alumnos y alumnas mi propio dolor, mi honda impotencia. Les comenté que en ese mismo momento había un compañero sufriendo porque su papá se creyó con derecho a maltratar y golpear a la mamá, que hace tiempo que Oscar la viene pasando mal, que hizo lo imposible para estar en la escuela y propuse: "Quien quiera escribirle una cartita de cariño, bienvenida sea". Las niñas accionaron rápidamente, varones pocos. La pasividad manifiesta de los niños trajo a mi mente la frase de un nene cuando, en el taller de sexualidad, tenían por consigna expresar por escrito "Por qué eran varones o mujeres". Él, con diez años, dijo: "yo soy un varón porque pienso como hombre, porque soy masculino y porque voy a morir como hombre". Y claro, los varones no expresan cariño, menos hacia otro varón, acaso se ponga en riesgo o se sospeche de su masculinidad heterosexual. También las frases de las niñas se enredaron en mi abigarrado sentido de maestra, ya estallado. Esa identidad que me dibuja límites y que me empeño en distorsionar, con mi pública sexualidad disidente como lesbiana y feminista, con una práctica que lleve más allá los constreñimientos de un pedagogía moderna funcional a un Estado que ya no existe, de una escuela cuyos sentidos fundacionales se desfondaron hace tiempo, licuados en una nueva temporalidad. "Yo soy una mujer porque tengo cualidades de limpiar mi casa"; "Uso ropa de mujer, hablo como mujer, tengo sentimientos de mujer, me gustan los hombres, me gustan los colores de mujer, tengo el carácter de mujer, puedo tener hijos". ¿Algo de este veneno le habrán dado de tomar a Sandra, la mamá de Oscar, desde niña? ¿No se estarán intoxicando mis alumnas con tanto discurso sexista y hete(r)ro(r) sexista?> Ezequiel se enoja y se enfurece porque lo tratan de "nena", y a David le dicen "nena" porque se puso un arito, es un signo de amariconamiento, de la indeseabilidad para el macho argentino llamado a vacunarse contra la rubéola por el propio Estado. Haciendo un cálculo al vuelo, más del 50% de las madres de nuestra escuela han hecho la denuncia por violencia por parte de sus parejas, es decir, han estado judicializadas, sometidas a la maquinaria estatal que las resitúa en su lugar de victima, las aísla en interminables citaciones al juzgado y la precariedad de recursos las devuelve a un círculo que se angosta. Recuerdo una sugerencia práctica que le hice a la profesora de educación física, tiempo atrás: "habría que incorporar clases de autodefensa para las niñas".> Son las vidas descartables, las vidas sin utilidad, la nula vida del estado de excepción. Sus cuerpos son los residuos de las economías biopolíticas, en las que mujeres jóvenes pobres maricones tortilleras travestis bolivianas/os discapacitadas/ os emergen como candidatos al exterminio. En esos cuerpos los derechos, la ciudadanía, la ley, se suspenden. Y su asesinato en esta guerra de baja intensidad que es la pobreza, no constituye homicidio ya que es materia disponible para ejercicios de poder sobre la vida.> Hoy Oscar faltó. Estoy triste y quiero llorar porque este guardapolvo ya no soporta más injusticias. No quiero resignarme a no doler, no quiero resignarme a que el aula sea un campo de batalla simbólico. Por eso hoy lloro, por la mamá de Oscar, por Oscar, por mí. Y también por Lali y su mamá con el ojo amoratado por un piedrazo que recibió al resistir en su casilla a que le robaran sus propios vecinos. Lloro porque una compañera sólo atina a decir "¿para eso se los llevó? Los dejó un mes sin escolarizar" y porque la moral hegemónica que inviste nuestra identidad docente -aunque después no se practique- nos vuelve crueles juzgadoras de vidas ajenas. Lloro porque está en juego el sentido de lo humano. Lloro porque entiendo.> Tengo el pelo tamizado de arena por las ráfagas de un viento irascible que azota la ciudad, es casi imposible ver. Pero no hay visión sin ira, sin furia. Audre Lorde ya nos advirtió que volverle la espalda a la ira es volvérsela al conocimiento.> Yo también me voy envenenando de a poquito. No es una autointoxicació n voluntaria como experimenta Beatriz Preciado [1] , en mi caso es compulsiva. No es con dosis de testosterona, sino con los efectos políticos y corporales de la naturalizació n de la testosterona como hormona masculina que lubrica un régimen sexo-biopolítico que es mortal. Lo mío también es experimentació n, desde una mixtura de identidades que se deslizan unas sobre otras, de maestra precarizada, de tortillera activista, de mujer masculinizada, de feminista heterodoxa, de practicante de escrituras. Estas son mis condiciones de producción de conocimiento, de una corporalidad arrojada a la intemperie, localizada en estas coordenadas de situacionalidad del mundo, éste, aquí, hoy, que Oscar faltó porque su mamá se envenenó.> Valeria Flores> Maestra de una escuela en el oeste de la ciudad de Neuquén. Activista de fugitivas del desierto -lesbianas feministas. Co-coordinadora de la lista electrónica Educadorxs LGTTBI.> 07/11/08> [1]Testo yonqui. Beatriz Preciado. Espasa Calpe, 2008.

jueves, 13 de noviembre de 2008

De pequeña también me gustaba.





Con este lema La Radical Gai encártelo Madrid para darse a conocer y presentar los actos que se iban a celebrar por el 28J hace casi 20 años. El lema iba acompañado de una imagen sacada de un vaso griego en el que se veía a un hombre sentado con barba que acaricia, a la vez que mira con cierta delectación, el pene de un joven imberbe. Con esta imagen y frase se intentaba abrir el debate sobre las criaturas que desde su más tierna infancia eran denostados por sus disidencias sexuales. Se intentaba visibilizar al niño mariquita y a la niña marimacho, realidades que solo son representadas por el insulto y la agresión, y que esconden los deseos de un sector de la población. Se intentaba abrir un debate sobre un tema tabú: la sexualidad infantil, de hablar de los niños y niñas como protagonistas de sus deseos y prácticas sexuales.

Asistimos a una cada vez mayor legislación sobre la infancia, (una etapa de la vida, de vital importancia, que es difícil delimitar, ya que en diferentes periodos históricos o distintas partes del mundo cambia) que bajo el pretexto de protegerla, no hacen mas que elevar las formas de control que se ejercen sobre sus vidas, sus cuerpos y sus deseos. No hay que olvidar que los cacareados derechos de la infancia aunque parezcan estar garantizados por la ley son ejercidos e interpretados por las personas adultas y de ahí la adulteración que se produce en su aplicación y sus patéticos resultados.
Patético, es ese derecho a la educación, si esta esta está basada en cuentos y supersticiones, o en intereses sectarios y electorales; patético el derecho a criarse en una familia, si eso supone asistir, como mínimo, cual espectador a la violencia y miseria relacional de las parejas heteronormativizadas; patético el derecho a su desarrollo personal cuando en este niega, en esencia, la expresión sexual de los niños y niñas; entre ellos y ellas mismas en principio, pero, y porque no, también con lo que se entiende con personas adultas; patético que una criatura sufra el desprecio y el estigma, la humillación y el rechazo, ante la indiferencia de progenitores y profesorado, aquellos que se supone son valedores de su desarrollo, por ser el amanerado de la clase, la machorra del patio.
No es hora, pues, ya de hablar de que existe una situación de explotación entre las criaturas, niños y niñas, y las personas adultas, de la misma forma que existe entre hombres y mujeres. No es necesario decir que si las relaciones intergeneracionales se dan en una situación de desigualdad, también las relaciones heterosexuales se dan en esa misma situación y su trato, legal social.... no es el mismo.
Hablar de derecho a expresar su propia sexualidad de los niños y las niñas es hablar de de sexualidades no normativizadas, es hablar de lo que entendemos por infancia o por adolescencia, mas en estos tiempos donde el concepto adolescente, en nuestras sociedades, parece ser de un elástico acorde a intereses sociales vestidos de primer empleo, dejar el hogar materno, lograr una buena hipoteca...Es hablar de edades de consentimiento, y si hay que establecerlas que sean reales no solo con la sexualidad sino con la dignidad de esas personas que no son “protegidas” de jornadas escolares interminables, de sesiones deportivas competitivas con el fin de de legar a ser un deportista de elite , un cantante de moda, una figura que sepa sacar el máximo partido posible de sus facultades explotadas por sus procreadores hasta la saciedad.

Asistimos en la TV a programas cuyo objetivo, desde luego no es publico infantil, donde criaturas de 5 o 6 años vestidos de adultos reproducen canciones bailes y ademanes adultos. Sus padres, en la grada lloran, de emoción viendo como el gran trabajo de sus hijos e hijas recibe el aplauso, y el beneficio económico, social.
Las criaturas pasan horas y horas repitiendo letras que la mayoría de las veces no saben lo que quieren decir, repitiendo movimientos y gestos de cantantes famosos. Niños y niñas que recién aprendido a hablar cuentan chistes d mariquitas, o declaro contenido sexista, sin saber siquiera que esas mismas representaciones abonan el terreno de la machismo, de la homofobia y que les podrá representar un escollo en su mismo desarrollo sexual.
Hablar de la sexualidad infantil y de sus expresiones, incluidas las intergeneracionales, no debe confundirse con los discursos sobre abusos, violaciones y crímenes a los que se somete a la infancia, de la misma manera que los abusos y violaciones que sufren las mujeres no parece poner en cuestión el patrón heterosexual donde se realizan. Dejar expresarse sexualmente a las criaturas, no es arrojarlas a un mundo de depravación y vicio, y habría que ver primero que es lo que entendemos por vicio. Las criaturas tienen la capacidad de consensuar sus placeres, de negarse a lo que no les gusta y tienen el derecho a un desarrollo de su sexualidad en las que elijan como, con quien y cuando ejercerla. Quizás el primer paso sea que las personas adultas recordemos que, pese a la represión en la que se nos ha criado, disfrutábamos en las siestas jugando a los médicos y buscábamos en la gente adulta descubrir los misterios del placer. Que recordemos, como un acto de empatía que de pequeñas también nos gustaba.
S. Carrascosa

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Pesentación Campaña en ZGZ Osos contra el SIDA 2008


sábado 8 de noviembre de 2008

Pesentación Campaña en ZGZ Osos contra el SIDA 2008

La feminista usamericana Judith Butler reflexiona sobre Obama

¿Euforia acrítica?
Judith Butler
Traducido por Atenea Acevedo
Pocos somos inmunes a la euforia que marca el momento. Mis amigos en la izquierda me escriben diciendo sentir algo muy parecido a la "redención" o que "el país ha vuelto a nosotros" o que "por fin tenemos a uno de los nuestros en la Casa Blanca". Por supuesto, al igual que ellos, me descubro inundada de incredulidad y entusiasmo a lo largo del día, ya que saber que el régimen de George W. Bush se acabó es un gran alivio. Y pensar en Obama, un candidato negro reflexivo y progresista, significa dar un giro al terreno de la historia, y sentimos el cataclismo conforme su llegada abre una nueva brecha.
Pero tratemos de pensar cuidadosamente en esa brecha de cambio, aunque aún es prematuro conocer del todo su topografía. La relevancia histórica de la elección de Barack Obama tiene vertientes todavía desconocidas, pero su elección no es ni puede ser una redención, y si suscribimos los acentuados caminos de identificación que propone ("todos estamos unidos") o que proponemos ("es uno de los nuestros") nos arriesgamos a creer que este momento político puede superar los antagonismos que constituyen la vida política, particularmente la vida política en estos tiempos.
Siempre ha habido buenas razones para no abrazar la "unidad nacional" como ideal y para albergar sospechas ante la identificación absoluta y perfecta con cualquier líder político. Después de todo, el fascismo dependió, en parte, de esa identificación total con el líder y los republicanos participan del mismo tipo de campaña a fin de orquestar un efecto político cuando, por ejemplo, Elizabeth Dole se dirige a su público con estas palabras: "Los amo a todos y cada uno de ustedes".
Pensar en la política de la identificación eufórica se torna más importante que nunca ante la elección de Obama y considerando que el apoyo que obtuvo coincide con el apoyo de causas conservadoras. De cierta manera, esto explica su éxito "universal". En California ganó con 60% de los votos y, sin embargo, una parte significativa de quienes votaron por él también votaron en contra del matrimonio homosexual (52%). ¿Cómo entender esta aparente disyunción? Primero, recordemos que Obama no ha apoyado explícitamente el derecho al matrimonio entre personas homosexuales. Además, como lo señaló Wendy Brown, los republicanos han advertido que el electorado no está tan motivado por los temas "morales" como lo estuvo en procesos electorales recientes; las razones detrás del apabullante voto a favor de Obama parecen ser fundamentalmente económicas y la lógica que lo explica parece más estructurada en torno a la racionalidad neoliberal que a las inquietudes religiosas.
Esta es sin duda una de las razones por las que fracasó la idea de asignar a Palin la función de despertar a la mayoría del electorado con la discusión de cuestiones morales. Pero si los temas "morales", como el control de las armas, los derechos relacionados con el aborto y los derechos de las personas homosexuales, no fueron tan determinantes como en el pasado, quizás se deba a que se encuentran perfectamente instalados en otro compartimiento de la mente política. En otras palabras, enfrentamos nuevas configuraciones de las convicciones políticas que posibilitan mantener, al mismo tiempo, visiones en apariencia divergentes: alguien puede, por ejemplo, discrepar de Obama en ciertos temas, pero haberle dado su voto. Esto se hizo más notorio ante el surgimiento del contraefecto Bradley,[i] cuando los votantes pudieron asumir y de hecho asumieron de manera explícita su racismo, pero dijeron que de todas maneras votarían por Obama. Entre las anécdotas de lo que se llegó a escuchar decir incluyen frases como "Sé que Obama es musulmán y terrorista, pero igual votaré por él; probablemente sea mejor para la economía". Esos votantes lograron conservar su racismo y votar por Obama, y albergar convicciones contrapuestas sin tener que resolverlas.
A la par de las fuertes motivaciones económicas se han conjugado otros factores menos discernibles desde lo empírico en los resultados de las elecciones. No podemos subestimar la fuerza de la desidentificación en este proceso electoral, la sensación de repugnancia porque George W. ha "representado" a Usamérica ante el resto del mundo, la vergüenza por nuestras prácticas de tortura y detención ilegal, el asco de haber hecho la guerra con base en argumentos falsos y haber propagado el racismo en contra del Islam, la inquietud y el horror ante el hecho de que la desregulación económica llevada al extremo haya provocado una crisis económica mundial.
¿Obama surgió finalmente como un mejor representante de la nación a pesar de su raza o debido a su raza? En esa función de representación es, al mismo tiempo, negro y no negro (hay quienes dicen que "no es lo suficientemente negro" y quienes dicen "es demasiado negro"); en consecuencia, puede atraer a votantes que no solo carecen de una vía para resolver su ambivalencia ante el tema, sino que ni siquiera desean tenerla. No obstante, la figura pública que permite al pueblo conservar y maquillar su ambivalencia aparece como una figura de la "unidad": no cabe duda de que cumple una función ideológica. Estos momentos son intensamente imaginarios, cosa que no les resta fuerza política.
El interés en la persona de Obama creció conforme se acercaban las elecciones: su circunspección, su reflexividad, su capacidad para no perder los estribos, su manera de lograr cierta serenidad frente a ataques hirientes y vil retórica política, su promesa de reinstaurar una versión del país capaz de superar su actual vergüenza. La promesa, desde luego, es seductora. Pero, ¿qué pasaría si adoptar ciegamente a Obama fomentara la creencia en la posibilidad de superar toda disonancia, la creencia de que la unidad es realmente posible? ¿Cuáles son las probabilidades de que terminemos sufriendo cierta decepción inevitable cuando este carismático líder muestre que es falible, que está dispuesto a transigir o incluso a traicionar a las minorías?
De hecho, en cierta forma ya lo ha hecho, pero muchos de nosotros "hacemos a un lado" nuestras inquietudes para disfrutar la extrema falta de ambivalencia del momento, exponiéndonos a una euforia acrítica aun cuando ya deberíamos haber aprendido la lección. Después de todo, es difícil definir a Obama como un hombre de izquierda, independientemente del "socialismo" que le atribuyen sus opositores conservadores. ¿Cómo limitarán las políticas partidistas, los intereses económicos y el poder del Estado sus acciones? ¿Cómo habrán ya sido comprometidas? Si a lo largo de su mandato buscamos superar el sentido de disonancia habremos echado por la borda la política crítica a favor de una euforia cuyas dimensiones quiméricas tendrán consecuencias.
Quizás no podamos evitar la entelequia del momento, pero no olvidemos que el momento dura un instante. Si hay racistas declarados que han dicho "Sé que es musulmán y terrorista, pero igual votaré por él" seguramente en la izquierda habrá quien diga "Sé que traicionó la lucha por los derechos de las personas homosexuales, sé que traicionó a Palestina, pero sigue siendo nuestra redención". Ya lo sabía, pero hay que repetirlo: es la clásica formulación del desmentido. ¿Con qué medios conservamos y maquillamos convicciones contradictorias como estas? ¿A qué costo político?
No cabe duda de que el éxito de Obama tendrá efectos importantes en la situación económica del país, y parece razonable suponer que veremos una nueva lógica de regulación económica y un enfoque económico parecido a la socialdemocracia europea; en política exterior veremos, sin duda, una renovación de las relaciones multilaterales, un cambio de 180 grados respecto de la fatídica tendencia a la destrucción de acuerdos multilaterales que hemos visto durante el gobierno de Bush. Y sin duda también veremos una tendencia más liberal en términos generales en lo que respecta a los temas sociales, aunque es importante recordar que Obama no se ha manifestado a favor del servicio universal de salud ni ha apoyado explícitamente el derecho al matrimonio homosexual. Tampoco hay muchas razones para esperar que formule una política exterior justa para la relación de USAmérica en Oriente Medio, aunque reconforta saber que conoce a Rashid Khalidi.
La indiscutible relevancia de la elección de Barack Obama está del todo relacionada con la superación de los límites implícitamente impuestos a los logros de la población negra en USAmérica; ha inspirado, inspirará y emocionará a la juventud negra; al mismo tiempo, precipitará un cambio en la autodefinición del país. Si la elección de Obama es un indicio de la voluntad de la mayoría de los votantes de que este hombre "los represente", entonces se entiende que el "nosotros" se constituye de nuevo: somos una nación de muchas razas, interracial, y Obama nos ofrece la oportunidad de reconocer quiénes somos y qué seremos, y así parecería superarse aquella cierta escisión entre la función de representación de la presidencia y la función del pueblo representado. Seguro que se trata de un momento de euforia, pero ¿puede durar? ¿Debería?
¿Qué consecuencias tendrá esta expectativa casi mesiánica conferida a Obama? El éxito de esta presidencia requiere de cierta decepción y de la capacidad de superar esa decepción: el hombre se volverá humano, se mostrará menos poderoso de lo que quisiéramos y la política dejará de ser una celebración carente de ambivalencias y cautela; de hecho, la política demostrará ser menos una experiencia mesiánica y más una vertiente para el debate sólido, la crítica pública y el necesario antagonismo.
La elección de Obama significa que el terreno para el debate y la lucha ha dado un golpe de timón y, sin duda, es un terreno más fértil. Pero no significa el fin de la lucha. Sería insensato pensarlo, aunque sea provisionalmente. Seguro que estaremos de acuerdo y en desacuerdo con algunas de las medidas que tome o deje de tomar. Pero si la expectativa inicial es que es y será la "redención" personificada, entonces lo castigaremos sin piedad cuando nos falle (o encontraremos maneras de negar o reprimir la decepción para mantener viva la experiencia de la unidad y el amor sin ambivalencias).
Obama tendrá que actuar rápido y bien para evitar una decepción trascendental y dramática. Tal vez la única forma de evitar un "choque" (una decepción de graves proporciones capaz de revertir la voluntad política en su contra) sea tomar medidas decisivas en los primeros dos meses en el poder. La primera sería cerrar Guantánamo y encontrar maneras de llevar los casos de los detenidos a tribunales legítimos; la segunda sería fraguar un plan para el retiro de las tropas de Iraq y empezar a ponerlo en marcha. La tercera sería retractarse de sus beligerantes declaraciones acerca de intensificar la guerra en Afganistán y buscar soluciones diplomáticas y multilaterales. Está claro que si no toma estas medidas la izquierda le retirará apoyo y veremos la reconfiguración de la escisión entre los halcones liberales y la izquierda que está en contra de la guerra. Si nombra a gente como Lawrence Summers para ocupar cargos en el gabinete o da continuidad a las fallidas políticas económicas de Clinton y Bush, el mesías será despreciado como falso profeta. No necesitamos una promesa imposible, sino una serie de acciones concretas que puedan empezar a revertir la terrible revocación de la justicia cometida por el régimen de Bush; cualquier otra cosa acabará en una dramática y trascendental desilusión. La pregunta es cuál es la medida precisa de desilusión que se necesita para recuperar una política crítica y qué modalidad aún más dramática de desilusión habrá de devolvernos al intenso cinismo político de los últimos años.
Hace falta salir un poquito de la ilusión para poder recordar que la política no tiene tanto que ver con la persona y la imposible y hermosa promesa que representa como con los cambios concretos en el ejercicio político que, con el tiempo y no sin dificultades, habrán de construir las condiciones favorables a una mayor justicia.
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[i] En la cultura política usamericana se denomina efecto Bradley al fenómeno según el cual los candidatos pertenecientes a una minoría racial suelen tener mejores resultados en las encuestas que en las urnas. N. de la T.
Fuente: Uncritical Exuberance? Judith Butler's take on Obama
Judith Butler (1956) pertenece al cuerpo docente de la Escuela Europea de Posgrado en Saas-Fee, Suiza, y profesora de la Cátredra Maxine Elliot en los departamentos de Retórica y Literatura comparada de la Universidad de California, Berkeley. Es la académica posfeminista que escribió El género en disputa en 1990 y Cuerpos que importan en 1994. Ambas obras describen lo que después se convertiría en la teoría queer. Una de las aportaciones más significativas de Butler a la teoría crítica es su modelo performativo del género, en el que las categorías "masculino" y "femenino" se entienden como una repetición de actos y no como absolutos naturales o inevitables. Butler también argumenta que el movimiento feminista no puede usar o depender de una definición específica e inmutable de mujer, y que hacerlo es imperialista y contraproducente, porque perpetúa el sexismo. Además, analiza las formas en que la raza, el género, la orientación sexual y otras identidades entran en conflicto y se apoyan entre sí.
Atenea Acevedo es miembra de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y la fuente.

martes, 11 de noviembre de 2008

Esencialismo vs constructivismo

Por Paula C. Rust (fragmento)
Uno de los debates fundamentales que se dan entre los científicos sociales que estudian la sexualidad es acerca de sí la orientación sexual es esencial o construida. En el discurso político y social, nos hemos acostumbrado tanto a referirnos a las personas como lesbianas, gays o heterosexuales que ya no nos preguntamos si puede haber o no otra manera de comprender nuestra diversidad sexual.
La palabra "homosexual" fue en 1869 por, Benkert. Antes de fines del siglo XIX, hubo personas que tuvieron relaciones, se sintieron atraídas y se enamoraron de gente de su mismo sexo, pero los historiadores nos dicen que a esas personas no se las puso en ninguna categoría determinada ni se les considero como un "tipo" especial debido a su conducta o sentimientos.
En otras palabras, la historia de la sexología afirma, que las categorías "lesbiana/gay" y "heterosexual" son construidas por la sociedad.
interpretamos nuestros deseos usando los conceptos y las posibilidades que nuestra cultura nos facilita y que percibimos nuestros deseos como indicación de la clase de personas que somos.
Los esencialistas, por el contrario, creen que la orientación sexual o el deseo sexual son características intrínsecas a la persona. Una "esencia" es algo real en sentido absoluto; algo que existe aun en la ausencia de toda interpretació n cultural. La esencia es lo que veríamos si pudiéramos eliminar todos nuestros prejuicios y deformaciones culturales. Cuando hablamos de "descubrir" nuestras sexualidades, estamos pensando en términos esencialistas porque asumimos que hay algo que existe dentro de nosotros desde antes que pudiéramos conocerlo. Cuando decimos que somos lesbianas, gays o heterosexuales, esta implícito que tenemos una esencia lesbiana, gay o heterosexual, es decir, que somos un tipo particular de persona que tiene un tipo particular de esencia sexual.
La palabra "heterosexual" comenzó a usarse después que la palabra "homosexual" , y originalmente significó una persona que sentía atracción por ambos sexos. Alrededor de 1890, paso a significar una persona que se siente atraída por personas de un sexo distinto del suyo, y de ahí en adelante, los científicos y el público reconocieron dos tipos de personas sexuales que son esencialmente distintos entre si. Zinik (1985) llamó a este modelo dicotómico de la sexualidad esencial el "modelo de conflicto", porque en él el homo y la heterosexualidad se piensan como estados del ser contradictorios y diferentes. En otras palabras, se cree que la atracción hacia las personas del mismo sexo y la atracción hacia las personas de otro sexo son cualitativamente diferentes, no pueden coexistir en la misma persona o (si lo hacen) entran en conflicto.
En este modelo, no pueden existir personas verdaderamente bisexuales o, si existen, viven luchando entre su deseo por la gente de su mismo sexo y su deseo por la gente del sexo opuesto.
El primer cuestionamiento importante a este modelo dicotómico y de conflicto de la sexualidad surgió en 1948 y en 1953, cuando Alfred Kinsey y sus colegas publicaron dos estudios de la conducta sexual que significaron toda una revolución: Conducta Sexual del Varón y Conducta Sexual de la Mujer. Basándose en un estudio en el ámbito nacional (EEUU) de hombres y mujeres, Kinsey y sus colegas anunciaron que un 28% de las mujeres habían experimentado alguna vez respuestas eróticas frente a otras mujeres, que un 37% de los hombres habían tenido experiencias eróticas culminadas en orgasmo con otros hombres en edades posteriores a la adolescencia, y que otro 13% de los varones habían manifestado respuestas eróticas frente a otros hombres aunque nunca habían llegado a mantener relaciones sexuales con ellos.

Las revueltas que tuvieron lugar en el bar Stonewall, de Greenwich Village, New York, en junio de 1969 marcaron el comienzo simbólico de una nueva conciencia lésbica y gay. Las lesbianas y los gays ya no estaban dispuestas/os a tranquilizar a la sociedad heterosexual y a evitar las persecuciones ocultándose; comenzaron a demandar abiertamente la aceptación civil y los derechos civiles.
¿Qué es la homofobia y que la produce?, ¿Cómo afecta el heterosexismo las vidas de gays y lesbianas?, ¿Qué es el proceso de asumirse? y ¿Cómo son las comunidades de gays y lesbianas?, ¿Cómo hace la gente para encontrarse entre ellos/as, y qué clase de estructuras sociales existe en ellas?".
Basándose en los informes primeros que reveló el Centro de Control de las Enfermedades, la mayoría de casos de SIDA se habían encontrado entre los varones homosexuales, y se llegó a la conclusión de que los "gays" corrían el mayor riesgo de contraer la enfermedad y dirigió todos sus esfuerzos educativos hacia ellos. Sin embargo, lo que no tornaron en cuenta, fue el hecho de que la conducta y la identidad no siempre coinciden, y que es la conducta de la persona, no su identidad sexual, la que determina su riesgo frente a la posibilidad de infectarse con VIH. Otra omisión se dio en las conductas bisexuales. Muchos hombres que estaban teniendo relaciones sexuales con otros hombres eran casados y se consideraban a si mismos hetero o bisexuales, no gays. Los mensajes sobre el sexo seguro dirigidos a la comunidad gay no llegaron nunca a esos hombres. Este error de comunicación, con posibles consecuencias fatales, se produjo porque los científicos no cuestionaron el modelo simplista de sexualidad en el cual existen solo dos tipos simples de personas: hetero y homosexuales.


Brierley, en cambio, rechazó la idea de que la bisexualidad, la heterosexualidad y la homosexualidad son diferentes formas de sexualidad. Según él, las personas tienen numerosas dimensiones psicológicas y de conducta que forman un sistema que tiende a una homeóstasis (equilibrio) particular en las "personalidades bien integradas". Algunos elementos de ese sistema, como la identidad de género, son centrales y por lo tanto más resistentes al cambio a medida que el sistema se adapta para "mantener su estabilidad y oponerse a las restricciones que le imponen desde el exterior". Esas adaptaciones del sistema producen relaciones entre la identidad, la conducta y otras dimensiones de la personalidad que son únicas para cada individuo. No hay, por lo tanto, "un homosexual" o "un heterosexual" ; a lo sumo hay algunas personas que tienen las características que asociamos con esas categorías.
Basándose en la noción de bisexualidad como potencial humano universal, Fritz Klein (1978) pensó la bisexualidad como el potencial para "un cien por ciento de intimidad". La bisexualidad, en este sentido, es "el estadio más complejo de relación sexual con las personas" y tiene que ver con "conductas integrales" y tolerancia frente a la ambigüedad, en oposición a los límites que tanto el homo como la heterosexualidad ponen a las conductas y a los sentimientos. Entonces, en lugar de una combinación de homo y heterosexualidad, la bisexualidad es para Klein, una forma cualitativamente diferente de relacionarse con la gente que se caracteriza por la apertura más que por las limitaciones.
Rust, Paula C.: "Bisexuality and the Challenge to Lesbian Politics.
Sex, Loyalty and Revolution"; New York University Press: New York
1995. Traducción: Alejandra Saldrá.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La noche de los cristales rotos


LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS


No hizo falta un motivo. La excusa del asesinato por Grynszpan del secretario de la embajada alemana en Paris, fue eso, una excusa. La dirección del NSDAP ya tenia planeado el asalto a los comercios y edificios judíos.
Mas de 1000 sinagogas destruidas por incendios, cerca de 8000 comercios asaltados y saqueados y cerca de 100 muertos, algunos no judíos pero que fueron tomados por tales por su aspecto.
Fue el comienzo del Holocausto. Europa miraba a otro lado. La historia del viejo continente se nutria de progroms desde hacia mucho tiempo y este no era mas que otro en una larga serie de acciones del desprecio y el odio.
El judío, la bruja, el sodomita, la hereje eran personajes hartamente conocidos y usados como cabeza de turco según los intereses del poder.
Comprender los mecanismos del antisemitismo es necesario en la actualidad para comprender los dispositivos de segregación, el odio y el estigma.
En la actualidad esos mecanismos siguen inscritos en los corpus sociales, potenciados desde las estructuras de poder, que hartamente interesadas saben de la importancia de crear el otro, el distinto y diferente, culpable y visible, un ser a aniquilar que puede encarnarse en cuerpos exterminables.

Tu silencio tambien me atropella

Circulen el video de Tú silencio también me atropella, acción realizada en El Salvador en el Marco de la Cumbre Iberoaméricana de Presidentes, abrazos
http://www.youtube. com/watch? v=GuVfwxHSsp0