martes, 16 de diciembre de 2008

Resumen de History of the Present 4 (Spring 1988), 1-2, 11-13. Entrevista a Michel Foucaul por Michael Bess.

Uno de los significados de la existencia humana es no aceptar nada como definitivo, obvio, inamovible.
Ningún aspecto de la realidad debe ser definitivo o una ley para nosotrxs.
Debemos rebelarnos contra cualquier forma de poder, pero no solo el poder en su sentido estrecho que se refiere al poder de un gobierno o un grupo social que sojuzga a otro…El poder es aquello que tiene a tornar inmóvil e intocable aquellas cosas que se nos ofrecen como reales, verdaderas y buenas.

Tengo tres elementos en mi mora:1) el rechazo a aceptar como autoevidentes las cosas que nos son propuestas; 2) la necesidad de analizar y conocer… (Principio de curiosidad); 3) el principio de innovación: buscar con nuestra reflexión aquellas coas que nunca han sido imaginadas o pensadas. Rechazo, curiosidad, innovación.

El poder es un grupo de relaciones. El poder es una relación entre dos personas, una relación que no es del mismo orden que la comunicación.
Ejercer el poder es influenciar el comportamiento, guiar tu conducta, conducirla.
El grado cero del poder es la fuerza física, cuando es ejecutado como si te llevaran de la mano a hacer algo.
Es claro que el poder no debería ser definido como un acto de violencia que reprime a lxs individuxs, y los fuerza a hacer algo o no. Sino cuando hay una relación entre dos sujetos libres, y está relación no es equilibrada, entonces unx puede actuar sobre la otra parte, o esta parte permite que eso ocurra.

El poder no es siempre represivo. Puede tomar muchas formas.

La relación de poder desigual.
Las relaciones de poder no son en si mismas formas de represión. En la mayoría de las sociedades, se crean organizaciones para mantener congeladas las relaciones de poder en un estado de asimetría, para que un número de personas se aprovechen, social, económica, política, institucionalmente.
El poder es un tipo específico de relación que se ha institucionalizado, congelado, inmovilizado en provecho de algunos y detrimento de otros.



Un programa de poder puede tomar tres formas
a) Ejercer el poder tan efectivamente como sea posible
b) Atacar la cristalizació n del poder
c) Una posición intermedia: como limitar las relaciones de poder encarnadas y desarrolladas en una sociedad particular. Las condiciones aceptables para el ejercicio del poder no pueden ser definidas a priori. Son el resultado de relaciones de fuerzas dentro de una sociedad dada. A veces la desigualdad es tolerada por sus victimas durante un tiempo, que no es lo mismo que decir que la situación es aceptable. Pero no se puede proponer una formula definitiva para el ejercicio óptimo del poder.

Comenzando por concebir el poder como un ensamble de relaciones de fuerza, no puede haber una definición programática de un estado óptimo de fuerzas a menos que se diga “Quiero que los arios, blancos y puros tomen el poder y lo ejerciten” o “Quiero que el proletariado lo ejercite”.
El poder es una relación donde alguien guía el comportamiento del otro y no hay razón para decir que esa guía no puede tener efectos positivos, valiosos o interesantes.
El ejercicio del poder nunca debe ser algo auto- evidente. Un padre no tiene derecho a darle un chirlo a su hijo por ser padre. Incluso no castigar es una manera de darle forma al temperamento.
La única ética en relación al ejercicio del poder es la libertad de lxs demás.


Aquello que es bueno lo definimos nosotrxs, lo practicamos y lo inventamos, y es un trabajo colectivo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

CUENTO DE NAVIDAD

José era carpintero, judío y gay. Haciendo uso de sus conocimientos, se había fabricado un gran armario en Belén, en el que vivía con su amiga María, al abrigo de la persecución homófoba que había desatado el imperio romano contra los homosexuales y los judíos de Jerusalén. María no había conocido varón, era lesbiana, y había decidido tener un hijo por inseminación artificial con el esperma de su mejor amigo, José. Ahora se encontraba a punto de dar a luz en el armario de Belén. La noticia corrió por el ambiente y llegó hasta los rincones más alejados de Oriente.
En el Kurdistán vivía el antiguo rey Melchor, que había sido destronado por los turcos cuando invadieron el país. Melchor tenía 50 años, llevaba una larga barba blanca que cubría un torso ancho lleno de vello que hacía las delicias de los pastorcillos kurdos. Había conocido a José en el cuarto oscuro de un bar de Ereván, la capital de Armenia, y sabía que él y su amiga María esperaban un niño, así que decidió ir a verles para celebrar con ellos el alumbramiento. Se montó en su camello con algunos regalos -una chupa de cuero para María, una botella de popper de Kazajstán para José y la última edición en pergamino del Planeta Marica- y se encaminó hacia Belén. Al llegar a un oasis en el desierto de Palestina Melchor hizo una parada para ir a mear junto a una palmera, y en ese momento se encontró con un hombre de hermosos bigotes, ya entrado en años, que estaba meando a su lado y que le miraba insistentemente. Melchor le invitó a pasar la noche con él en su tienda. Durante la cena el hombre le explicó que se llamaba Gaspar, era palestino y había sido rey. Casualmente también conocía a José y la noticia del parto, y en ese momento se encaminaba a Belén para conocer al niño y darles algunos presentes: opio iraní de la mejor calidad para ella y telas de Palestina para él. Melchor y Gaspar pasaron una apasionada noche de amor en el oasis, y decidieron ir juntos a Belén.
A los pocos días Melchor y Gaspar llegaron a Jerusalén, y decidieron ir a una sauna a descansar. En esos días de invierno la sauna era muy visitada, pues era un lugar cálido y tranquilo donde charlar y disfrutar. Melchor y Gaspar repararon inmediatamente en un hombre grande, de piel muy oscura y barriga peluda, que les fascinó de inmediato. Se acercaron a él con ánimo de conocerle, y les dijo que se llamaba Baltasar, era uzbeko, rey de una tribu del norte de Afganistán, y había huido de la represión que habían desatado allí la secta de los tulipanes contra las mujeres y los gays. Decidió dirigirse a Belén a ver a su amiga María, de la que sabía que estaba encinta, y le llevaba como regalo tres caballos árabes y un disfraz de drag-king. Entre los tres cundió un gran regocijo al descubrir la casualidad de conocer a José y María, y lo celebraron pasando la noche juntos.
Eran aquellos los días del rey Heterodes, quien gobernaba toda Judea con una gran homofobia. Un espía del rey había oído la conversación sobre María en la sauna, y se lo comunicó a Heterodes. Éste no podía soportar la idea de que una mujer lesbiana tuviera un hijo, así que decidió urdir un plan para matarle. Hizo llamar en secreto a Melchor, Gaspar y Baltasar y les interrogó sobre el nacimiento del niño, con la excusa de que quería ir él también a adorarle. Así que les pidió que una vez que le hubieran visto, volvieran para decirle el lugar de su nacimiento. Los Reyes Magos conocían la fama de Heterodes y, desconfiando de sus intenciones, partieron hacia Belén sobre sus camellos sin decirle su destino.
La noche siguiente hicieron un alto para dormir en la montaña y vieron en el cielo una luz muy brillante que se acercaba hacia ellos. Era un gran trineo tirado por renos alados, y guiado por un hombre grueso, con hermosos cabellos y barbas del color de los osos polares, vestido de terciopelo de color rojo. El hombre descendió desde el cielo hasta donde estaban los tres reyes y les miró, admirando la belleza de sus cuerpos y de sus rostros. Se llamaba Santa Claus, o Papá Noel, y pertenecía a una ONG finlandesa de gays y lesbianas. Los reyes se fijaron de inmediato en el paquete de Papá Noel, y le preguntaron sobre su contenido. Él les contestó que había oído la buena nueva del nacimiento del hijo de María, a la que conocía, y que en el paquete llevaba las obras completas de Tom de Finlandia y de Monique Wittig como regalo. Los Reyes Magos encendieron una hoguera e invitaron a Santa Claus a quedarse con ellos a cenar. Éste aceptó, y, tras la cena, les invitó a degustar distintos licores lapones que llevaba en su trineo. Los vapores etílicos calentaron sus cuerpos y les animaron al baile y al canto, y finalmente al amor.
Al día siguiente Papá Noel y los tres reyes se encaminaron a Belén. En el camino vieron a un grupo de cuatro pastorcillas que iban en su misma dirección, y que resultaron ser amigas de María. Iban también a verla por el nacimiento de su hijo, y le llevaban un carro como presente, dado que, según comentaron las pastoras, a María le gustaba mucho conducir todo tipo de vehículos. Ya al anochecer divisaron en el fondo de un valle la silueta de un gran armario, en el que estaban José, María y el niño, al que llamaron Emmanuelle, en homenaje a una famosa actriz de teatro asiria. María estaba apostada en la puerta del armario, de pie, con su cayado en la mano derecha, vestida con pantalones de piel y una pelliza de borrego; José, que cubría su cuerpo con una túnica de color verde oliva, estaba sentado dentro y llevaba en sus brazos a Emmanuelle, al que cantaba canciones de cuna con su voz grave y dulce, mientras el niño jugaba enredando sus pequeños dedos en las barbas negras del carpintero.
Cuando María vio llegar a tantos amigos juntos, tiró el bastón al aire y fue a su encuentro riendo. Los reyes magos fueron a buscar a José y le animaron a salir del armario. Éste, sorprendido por la visita, dio un grito de alegría y salió al aire libre con el niño para abrazar a sus viejos amigos. María propuso hacer una fiesta y disfrutar de los regalos. Pasaron la noche comiendo y bebiendo, Papá Noel recitó las viejas sagas islandesas con la voz adormecida por el opio, Baltasar bailó en honor de todos danzas de su tierra, rodeando al grupo con un círculo hecho con las telas de Gaspar, María cantaba poemas de Safo subida en uno de los caballos, mientras las pastoras, desde el carro, tocaban instrumentos de cuerda y percusión al ritmo de sus versos. Melchor y José mezclaban todo tipo de bebidas con abrazos, besos y recuerdos.
Emmanuelle miraba, fascinado, las altas llamaradas de fuego que se elevaban desde el armario hasta la luna.

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Javier Sáez

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¡¡MATEMÁTICAS EN MISA YA!! ¡¡POR UN ESTADO LAICO!!

¡¡MATEMÁTICAS EN MISA YA!! ¡¡POR UN ESTADO LAICO!!

¡¡Matemáticas en misa ya!!
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Somos un grupo de docentes de todos los niveles educativos que estamos muy preocupados por el bajo nivel cultural en nuestra sociedad, los altos índices de fracaso escolar y la proliferación de telebasura.

Para salir de esta situación queremos traspasar los muros de las escuelas, los institutos y las universidades, llevando la cultura y la educación a ámbitos en los que hasta la fecha hemos estado ausentes, en los que nuestra dejadez ha privado a muchos ciudadanos del derecho universal a la cultura.

Como primer paso, queremos llegar a un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para que nos cedan un diez por ciento del tiempo de las misas con el fin de que profesores especialistas en las distintas disciplinas puedan llegar más fácilmente a los creyentes mediante breves intervenciones didácticas.

Estamos estudiando cuál sería el momento idóneo para insertar en las misas contenidos científicos y culturales, tal vez inmediatamente después de la consagración o justo antes del padre nuestro.

Está claro que algunos feligreses podrían, con razón, objetar que ellos no tienen por qué aumentar sus conocimientos ni su cultura, ya que acuden a misa con el sólo fin de orar y escuchar la palabra de Dios.

Para solucionar este problema, y aunque pudiera parecer inconstitucional, a la entrada a la iglesia les haríamos rellenar un formulario para que manifestaran su preferencia por la religión o la cultura.

Una vez identificadas estas personas, podrían abandonar en el momento adecuado la nave principal de la iglesia y reunirse en las capillas laterales, la cripta o el salón parroquial. Con el fin de evitar agravios, estas personas podrían recibir durante ese rato charlas de carácter no cultural ni educativo pero muy relacionadas con los contenidos que se estén impartiendo en ese momento al resto de los fieles desde el altar.

Por ejemplo, los feligreses que no quieran repasar la tabla periódica, estudiarán los efectos perniciosos de los colorantes alimentarios, los que no quieran hacer ejercicios de educación física podrán ver un documental sobre la obesidad, y los que no quieran repasar los verbos irregulares ingleses podrían estudiar estadísticas sobre la importancia de hablar idiomas en el mundo moderno.

Los obispos nos han adelantado que no habría problema en computar el tiempo de cualquiera de estas actividades como tiempo equiparable al dedicado a escuchar la palabra de Dios, a la oración, a la contemplación, la penitencia o a la caridad y en ningún caso podrá discriminarse el acceso a la salvación eterna a los fieles en razón de sus preferencias religiosas o educativas.

Tampoco han puesto la más mínima objeción a la aparente contradicción derivada de que el contenido de las misas esté basado en la fe y las creencias, en contraste con la naturaleza científica y académica de los contenidos que habitualmente impartimos en las aulas.

En un primer momento, las clases se impartirían sólo durante las misas obligatorias de los domingos y fiestas de guardar, para más adelante extenderse a otros actos religiosos de asistencia no obligatoria como bautizos, bodas, comuniones, funerales, ejercicios espirituales, ordenaciones sacerdotales e incluso ceremonias de canonización o beatificación.

Pero, ¿de dónde saldría el dinero para pagar al profesorado que trabaje los domingos? Sin duda alguna de los donativos que los fieles depositan en los cepillos, del porcentaje de impuestos destinados al sostenimiento de la Iglesia Católica o, en general, de los presupuestos de la Iglesia.

Para garantizar la calidad de las enseñanzas impartidas, nuestra asociación gestionaría directamente el dinero aportado por la Iglesia y con él contrataría a profesores de sólida formación pedagógica y científica que se encargarían de impartir las clases durante las misas.

Naturalmente, dado el carácter eminentemente laico de las clases, no dudaríamos en despedir fulminantemente a aquellos profesores que no mantuvieran una coherencia laica entre su vida profesional y personal haciendo cosas como casarse por la iglesia, acudir a misa semanalmente o participar en cualquier tipo de actos religiosos.

Finalmente, llevaremos nuestras negociaciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas autoridades firmaríamos un concordato que garantizara la continuidad de nuestra noble tarea docente en las iglesias durante los años venideros.

¿Te parece un disparate? ¿Te parece difícil de conseguir? No es tan disparatado ni tan difícil. Ahí tenemos el ejemplo de los acuerdos entre la Iglesia y el Ministerio de Educación en torno a la asignatura de religión y su alternativa.

Al final han conseguido lo que nadie hubiera creído posible.

Entre tanto, puedes hacer llegar nuestra propuesta educativa a docentes, padres, alumnos, políticos, sindicalistas, medios de comunicación e incluso a las autoridades eclesiásticas. Tal vez así contribuyamos a que se entienda mejor lo que está ocurriendo en relación con la enseñanza de la religión en los centros sostenidos con dinero público.



GASTEIZ
Abenduak 10 · asteazkena · 20:00etanApezpikutegiaren aurrean (Vicente Goikoetxea kalean)
DESPENALIZACION UNIVERSAL DE LA HOMOSEXUALIDAD
VATIKANOA, ISIL ZAITEZ!
10 diciembre miércoles 20.00 h
Frente al obispado (C/ Vicente Goikoetxea)